Después de volver de Florencia-Pisa, Jude y yo llegamos al acuerdo de que le devolvería el dinero que le debía en una sesión de ictioterapia. El problema es que ha resultado imposible coincidir en un horario porque la tienda estaba cerrada o nosotras no podíamos. Pero después de varias semanas intentando hacer una sesión de ictioterapia en Doctor Fish Spa, hoy lo hemos conseguido.
Por la mañana hemos quedado para ir a desayunar en l'Exquisit, donde hemos tomado un pancake de nutella y un smoothie de fresa, plátano y mango. Después de desayunar, hemos tenido que esperar un buen rato para esperar (fallo mío -o de ellas- al entender mal el horario de apertura). Al poco rato hemos podido entrar y empezar con nuestra sesión de 5 minutos de ictioterapia.
Lo primero que hemos hecho ha sido limpiarnos bien los pies, dejándolos levemente húmedos. A continuación, nos hemos sentado en unos bancos frente a las peceras, donde la esteticista nos ha puesto un spray. Una vez mentalizadas ante lo que se nos venía encima (miles de cosquillas) metimos los pies dentro con cierta desconfianza.
Debo confesar que la experiencia es única y, tal y como dice Jude, "es similar a las burbujitas que sientes en el jacuzzi". Mientras estábamos disfrutando de nuestra sesión, le hemos hecho varias preguntas a la esteticista que nos ha atendido. Nos ha contado que estos pequeños peces viven en agua dulce y que se dedican a limpiar y regenerar la piel. Además, al no tener dientes, es imposible que transmitan alguna enfermedad contagiosa (a diferencia de lo que suele ocurrir en los países asiáticos). Pero su vida se reduce de varios años a un par de semanas, cosa que me ha dado mucha pena.
Una vez pasaron los 5 minutos, la cosa pasó a ser de 20 minutos por despiste de la esteticista. ¡Me ha parecido un detallazo que solo nos cobrase 5 minutos! Y, la verdad, es que es una gozada haber podido estar un ratito con este tratamiento, sintiendo mis pies muy suaves y limpios.
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