domingo, 16 de noviembre de 2014

Visita el monte Oyama (Isehara)

Gracias al grupo Oyama Area Volunteer Guide Group de la Universidad de Tokai pudimos disfrutar de un sábado muy agradable visitando los templos de Oyama, en el monte Oyama (Isehara). Nuestro lugar de encuentro fue en la estación Isehara a las 9.45 de la mañana.


Allí, nos reunimos con un enorme grupo de extranjeros y japoneses, uniéndonos al grupo de estudiantes de nuestra universidad que estan estudiando español. Cuando llegaron todos, nos dirigimos hacia el autobús, donde tuvimos que esperar bastante rato debido al gran número de turistas que había.


Una vez bajamos del autobús, empezamos a caminar en dirección a un ryokan, parando en varios lugares (como en los carismáticos puentes rojos y cascadas preciosas donde se podía ver un pequeño Arco Iris). En el ryokan, el dueño nos habló de la importancia del lugar y las festividades que se celebraban allí. Me pareció curioso ver como varios hombres se tatuaban el cuerpo e insistía que no eran yakuzas. Yo tuve el honor de tener entre mis manos un texto del Período Edo (el cual se había copiado de un texto más antiguo).


Acto seguido, nos fuimos a comer a un pequeño restaurante donde algunos de mis amigos probaron el clásico tofu. Yo opté por la opción más cómoda (y la cual, siempre que puedo, aprovecho para comer): oyakodon.


Una vez terminamos de comer y después de caminar por una subida llena de tiendas con recuerdos y comidas, nos dividimos en 2 grupos: los que querían subir caminando y los que querían subir en teleférico (por supuesto, yo opté por ir con el segundo grupo).


Nuestra primera parada fue en el templo Oyama-Dera, siendo la segunda el templo Oyama-Afuri. Los dos lugares son preciosos, y más teniendo en cuenta que muchos árboles tenían las hojas rojas.

 

Allí arriba, una vez visitamos los alrededores y compramos algunos mamoris, decidimos tomarnos una sopa caliente buenísima (y no picante).


Además, en el centro había una enorme escultura (¿Dios?) rodeada de 12 figuras del signo del zodiaco chino. ¡No pude evitar hacerme una con mi buey! Lástima que fuese bastante soso... Me gustaba más el perro o el conejo, la verdad.


Finalmente, nos hicimos una foto grupal antes de despedirnos y regresar cada uno a su casa. Lástima que antes de bajar en el teleférico tuviésemos que esperar tanto. Aunque aproveché para practicar mi japonés con las alumnas de español.

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