Soy una patata sana |
Hace unas semanas, le comenté a mis padres la posibilidad de hacerme una revisión médica para irme más segura a Japón. El problema es que apenas he tenido tiempo con el trabajo y (en el fondo) estaba preocupada por el resultado. Pero como mi madre tuvo la genial idea de pedirme hora en el CAP, no tuve más remedio que ir durante mi descanso.
En la primera visita comprobaron mi presión (normalmente es baja, así que en este caso era normal por los nervios), mi peso (el cual era adecuado para mi altura e índice de masa corporal) y comprobaron si mi tos era fruto de un resfriado (cosa que no era así ya que seguramente sea una rinitis alérgica). Aparte de todo ésto, la doctora me recomendó tomar más el sol al ver mi pálido rostro. Por culpa del trabajo apenas he tenido tiempo para ir a la playa (además, casi todos los domingos ha hecho mal tiempo...).
También me dieron hora para hacerme unos análisis de sangre. Debo confesar que odio con toda mi alma sacarme sangre porque siento auténtico pánico hacia las agujas. Pero eso no es todo, me mareo en todas las ocasiones y odio esa marca morada que te queda en la zona donde te han sacado sangre. Misteriosamente, esta vez no me ha dolido y tampoco me ha quedado ninguna marca.
Hoy he ido a la segunda visita y me han dado una gran noticia: ¡Estoy sana! Exceptuando por el colesterol bajo (el cual me ha dicho que es normal entre los jóvenes) todo lo demás estaba muy bien.
Así que una cosa menos de la que preocuparme antes de irme a Japón. ¡Estoy muy contenta (y sana)!
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