martes, 9 de septiembre de 2014

¡Adiós, España! ¡Hola, Japón!

Y después de tanto tiempo esperando, llegó el día en el que me tenía ir. A pesar de que hasta el último momento no fui consciente de la realidad que se presentaba ante mí, no me arrepiento de haber vivido mis últimos días de esta forma (es mejor que estar amargada pensando en "Aish... ya queda nada").

Así que después de despedirme de mi novio y de mi mejor amiga con muchas lágrimas, mis padres me vinieron a buscar para llevarme al aeropuerto. La verdad es que intentaba mantenerme lo más optimista posible, pero cuando te das cuenta de que te quedan pocas horas para estar en España, no puedes evitar llorar.


Una vez llegamos y embarcamos la maleta (¡pesaba demasiado!), me despedí de mis padres llorando (como no...). Me dio rabia porque si no hubiese habido tanta cola, habríamos podido pasar más tiempo juntos.

 

El viaje en general fue bastante bien (sobretodo el de Moscú - Narita, donde pude ver Shrek 2). Intenté dormir sin mucho éxito en varias ocasiones (la cabeza se me caía, tenía dolor de cuello y de espalda por la mala postura...), pero la comida no estaba nada mal. Una de las cosas que no me gustaron fue que si pides zumo, te dan un mísero baso. Además, como la chica que estaba sentada a mi lado era rusa, me hablaban en ruso.


Una vez llegué a Narita, tuve que pasar por controles de inmigración para recibir mi Tarjeta de Residencia. Todavía no se puede considerar una auténtica tarjeta de residencia porque tengo que poner mi dirección. Así que una vez cambié mis Euros por Yenes, me dirigí hacia el bus. donde me dejó en una estación donde tenía que coger un tren.

Y una vez en la estación de la Universidad de Tokai, le pedí a un taxista que me llevase a la residencia, con tan mala suerte que me llevó a la residencia masculina. Cuando me llevó a la residencia femenina, conocí a Nana (quien es una especie de guía) y Yurie (mi compañera de habitación). Después de poner todas mis cosas en los armarios, le pregunté a Yurie donde había un conbini, ofreciéndose a acompañarme. La verdad es que me da un poco de vergüenza hablar con ellas dos porque no tienen ni idea de español ni de inglés. Con lo cual, tengo que recurrir a lo poco que recuerdo del japonés y esforzarme al máximo para aprender japonés.


Después de cenar y de ducharme, Nana y Yurie nos han enseñado el edificio al completo a tres rusas (recuerdo que una iba en el mismo vuelo que yo... pero no me ha reconocido) y a mí. Me ha resultado curioso que una de las rusas me empezase a hablar en ruso, diciéndome que tengo aspecto de rusa.

En fin... post soso sobre mi llegada. Más adelante intentaré poner cosas sobre mi residencia y la habitación donde estoy. No es gran cosa, pero creo que me puedo acostumbrar a vivir aquí durante un año (o eso espero...).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu comentario! ^_^