viernes, 29 de marzo de 2013

Destrozos en la peluquería


Siempre me ocurre lo mismo. Cada vez que voy a la peluquería lo paso realmente mal porque nunca (NUNCA) me gusta el resultado y siento ganas de llorar. Quizás suene melodramático, pero cuando sabes que tu cabello es tan fino que se rompe enseguida y que por ello tarda más en crecer (pero no me quedaré calva porque crecen nuevos pelos... ¡yay!).

Pero lo que más odio de este universo es repetir e insistir en que no escalen mi cabello. ¿Que maldita manía tienen los peluqueros al decirles que NO te hagan algo y sientan la tentación de hacerlo? Pues parece ser que mi peluquero no ha tenido compasión en escalar un poco mi cabello, sabiendo que mi cabello es fino y enseguida se ondulará.

Así que me encuentro con un flequillo lamentablemente decapitado (por encima de las cejas, cosa que odio porque mis cejas son enormes) y un cabello un poco escalado (cuando yo había pedido que NO lo hiciesen). Y me da rabia porque el flequillo me quedará horrible porque ya hoy ha demostrado su propia voluntad al levantarse más.

Lo mejor ha sido la sugerencia final: cortármelo como Victoria Beckham. He estado apunto de acceder porque no soy muy innovadora con los cortes. Menos mal que no he cometido el error de acceder, porque tendría que pasarme horas secándolo y arreglándolo porque mi bendita "ondulación" me jugaría malas pasadas.

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