Hoy había quedado con mi amiga Yubin para ir al onsen, lugar que me hacía muchísima ilusión ir. Pero al volver a la residencia para encontrarme con ella, me he cruzado con un grupo de amigos que iban a un izakaya taiwanés. No estaba muy segura de ir porque soy un poco difícil para comer (ya sabéis que la comida picante no me gusta), pero en el fondo me hacía mucha ilusión ir.
Finalmente todo ha ido genial. Hemos bebido (yo Coca-cola y refrescos sin alcohol) y comido mucho. Para mi sorpresa, habían platos que podía comer y no eran muy picantes. Me ha sorprendido el huevo negro, con el cual tengo sentimientos encontrados (no estaba malo, pero su aspecto no invitaba a comer más). Por supuesto, el postre estaba delicioso.
Tampoco han faltado risas y charlas surrealistas donde se mezclaba el chino, el japonés y el inglés. ¡Espero que no sea la última vez que nos reunamos!
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