Siempre que tengo trabajo pienso en los múltiples viajes que puedo hacer. Creyendo que tendría el sábado por la tarde y el domingo todo el día de fiesta, Gabi y yo decidimos irnos de viaje el fin de semana. El problema vino cuando me dijeron que tendría que trabajar el sábado por la tarde. Menos mal que eso no nos detuvo y simplemente decidimos salir el domingo por la mañana y pasar esa noche en Carcasona (Francia).
La elección de nuestro hotel fue Hotel Du Soleil Temrinus, el cual le encantó a Gabi por mostrarse como un hotel majestuoso. Que estuviese lejos de La Cité no era un problema para nosotros, ya que nos podíamos desplazar hasta allí en coche. Una vez entramos nos dimos cuenta que el lugar no era tan elegante como parecía y daba un aspecto de antiguo y poco cuidado. La habitación nos pareció muy romántica a pesar de su estado de vejez. El problema vino cuando por la noche intentamos dormir con la calefacción puesta, la cual hacía un ruido horrible. Además, el hotel ofrecía la opción de poder acceder a la piscina y al jacuzzi cerrado. El problema es que el agua estaba CONGELADA.
Pero aparte de estos pequeños detalles, el viaje fue muy bien. La Cité de Carcasona (ciudad fortificada declarada por la Unesco en 1997 Patrimonio de la Humanidad) es preciosa. Entramos por la puerta de Narbona y, como toda ciudad medieval, nos mostró unas calles irregulares y empedradas, llenas de tiendas de recuerdos. Nos negamos a coger un mapa, paseando por las aquellas calles y descubriendo las maravillas que nos mostraba el lugar. Y como no era época de turismo, apenas hubo gente (pero tampoco estaban todas las tiendas y todos restaurantes abiertos).
Decidimos no entrar en el Castillo Condal (no queríamos pagar entrada y ahora me arrepiento de ello), pero si que visitamos la Basílica de Saint-Nazaire. Las terroríficas gárgolas del exterior y las vidrieras del interior son increíbles.
Y una vez terminamos de comer en el restaurante Le Saint Jean (totalmente recomendable), nos dirigimos hacia las Murallas Exteriores. Con muchas dificultades, logré subirme a la muralla y nos hicimos algunas fotos antes de regresar a descansar al hotel.
La elección de nuestro hotel fue Hotel Du Soleil Temrinus, el cual le encantó a Gabi por mostrarse como un hotel majestuoso. Que estuviese lejos de La Cité no era un problema para nosotros, ya que nos podíamos desplazar hasta allí en coche. Una vez entramos nos dimos cuenta que el lugar no era tan elegante como parecía y daba un aspecto de antiguo y poco cuidado. La habitación nos pareció muy romántica a pesar de su estado de vejez. El problema vino cuando por la noche intentamos dormir con la calefacción puesta, la cual hacía un ruido horrible. Además, el hotel ofrecía la opción de poder acceder a la piscina y al jacuzzi cerrado. El problema es que el agua estaba CONGELADA.
Pero aparte de estos pequeños detalles, el viaje fue muy bien. La Cité de Carcasona (ciudad fortificada declarada por la Unesco en 1997 Patrimonio de la Humanidad) es preciosa. Entramos por la puerta de Narbona y, como toda ciudad medieval, nos mostró unas calles irregulares y empedradas, llenas de tiendas de recuerdos. Nos negamos a coger un mapa, paseando por las aquellas calles y descubriendo las maravillas que nos mostraba el lugar. Y como no era época de turismo, apenas hubo gente (pero tampoco estaban todas las tiendas y todos restaurantes abiertos).
Decidimos no entrar en el Castillo Condal (no queríamos pagar entrada y ahora me arrepiento de ello), pero si que visitamos la Basílica de Saint-Nazaire. Las terroríficas gárgolas del exterior y las vidrieras del interior son increíbles.
Y una vez terminamos de comer en el restaurante Le Saint Jean (totalmente recomendable), nos dirigimos hacia las Murallas Exteriores. Con muchas dificultades, logré subirme a la muralla y nos hicimos algunas fotos antes de regresar a descansar al hotel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario! ^_^