jueves, 21 de mayo de 2009

Mañana...

Mañana podría ser el último día de vida de Merlín. No tengo valor para firmar los papeles para sacrificarlo. ¿Qué voy a hacer? Los huesos de la espalda se notan muchísimo. Hace escasos meses bromeaba diciendo que era imposible que se le notaran por lo gordo que está, pero ahora se le notan perfectamente. Y no puedo evitar ocultar mis lágrimas cuando lo veo en ese estado.

¿Quién me iba a decir que este año podría ser el más triste de mi vida? Cambiaría todo lo que tengo por volver a tener a Merlín y Kero en casa. Incluso, renunciaría a mi viaje a Japón. No quiero viajar. No quiero hacer nada si todo va a acabar mal. Solo quiero que vuelvan a casa.

Hoy, por fin, mi madre ha dicho que pensaba sobre mi. Que soy una mala persona y que soy peor que mi hermano. Al pasar las horas, no he escuchado ninguna disculpa, solo intentaba no mostrarme sus lágrimas. Supongo que verdaderamente piensa que soy así. Lo siento, dije que no lo volvería a hacer y lo he vuelto a hacer.

Mañana... no quiero que llegue mañana. Quiero que alguien detenga el tiempo y me ayude a retroceder unos meses. No quiero firmar esos papeles, no tengo el valor. Que alguien me ayude a salvarlo, por favor. Esto no es un virus incurable. Tiene que haber alguna clase de esperanza. No puede acabar todo mañana así como así. ¡Que alguien lo detenga y se cure!

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