lunes, 1 de octubre de 2012

Mi vida en Salamanca

Soy consciente de que he tardado más de una semana en escribir en el blog. Tengo una entrada pendiente sobre mi viaje a Roma (el cual veréis en unos días antes de esta entrada para que quede cronológicamente correcto). Debo confesar que yo no era consciente de que me iba a marchar durante un año y pico hasta que me despedí de Gabi en el aeropuerto de Girona. La verdad es que es por ese motivo por el cual no he podido escribir, porque la tristeza al añorar a mi familia, amigos y pareja no me dejaban escribir.

Pero ahora creo que toca hablar sobre mi vida en Salamanca.

Plaza de Anaya, con vistas a la Catedral de Salamanca
La ciudad de Salamanca es preciosa. La verdad es que me ha enamorado todo de ella hasta el punto de parecerme mas bonita que mi Girona natal. Me encanta que sea una ciudad tan pequeña y a la vez tan viva y llena de tiendas (como la Kiko). ¿El problema? Cambios bruscos de temperatura. El fin de semana vino Gabi y al marcharnos hacia Madrid hacía muchísima calor, mientras que al volver me tuve que poner el pijama de invierno. Y el viento que hace aquí es insoportable, pero almenos no supera a la humedad de Girona (que provoca que mi cabello este todo encrespado).

El lugar donde vivo es genial. Mi habitación es bastante amplia y tengo un armario donde cabe mi ropa de sobras (incluso me sobra la mitad... xD). Tuve que poner cosillas mías para darle mi toque personal y comprar cosas que consideraba esenciales. Y al final, éste ha sido el resultado:

Mi habitación un poco desordenada... -///-U
Vivo con una chica que se pasa todo el día en casa de su novio. Al principio me resultaba un poco solitario porque estoy sola en casa (nos falta una tercera persona en discordia), pero... Cuando ella llega, es una persona tan cariñosa y alegre que no puedo evitar adorarla. No para de mimarme y saludarme diciéndome "Mi niña". Y para alguien tan sensible como yo esta muestra de cariño hace que esté eternamente agradecida con ella.
De todas maneras, he buscado un sustituto que siempre me acompaña todas partes:

Mi cactus Kiko con su maceta decorada con gatitos negros
Siempre he querido tener un cactus y cuidarlo como si fuese mi mascota. En Girona tuve un cactus que acabó muriendo porque lo tenia muy abandonado (para que se muera tu propio cactus debes ser una persona realmente gafe). Compré el cactus en una floristería muy mona donde el dependiente era realmente borde (-_-), así que solo cogí el cactus y compré en los chinos la maceta y la tierra.
Y decidí el nombre de Kiko porque al entrar en el ascensor olía a kikos (fruto seco preferido de mi hermano) y mi tienda de maquillaje preferida es la Kiko Cosmetics.

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