viernes, 4 de julio de 2014

Motes de la infancia

¿Quién no ha tenido un mote durante su infancia? En su mayoría son crueles y son capaces de crear serios complejos. En mi caso, tuve la suerte de no sentirme acomplejada por los motes que me pusieron en el colegio-instituto (básicamente porque tenía un hermano mayor que se hacía respetar...).

Y cómo el tiempo lo cura todo, voy a mostraros los motes que recibí durante mi infancia:


Elena Melena
Original, ¿verdad? Recuerdo que a veces nos ponían deberes de hacer rimas con nuestros nombres durante la primaria. ¿Y cuál era el primero en salir? El mío, está claro. De vez en cuando me llamaban así (porque también daba la casualidad de que tenía el pelo largo). Me cuesta creer, pero mis compañeros se pensaban que me molestaba.


Titanic
Gracias a James Cameron, su película de Titanic y mi apellido, mis compañeros lo tuvieron realmente fácil para buscarme este mote. Confieso que no me molestó, pero notaba que era irónico que alguien tan bajita como yo tuviese un mote tan... majestuoso. Además, como aquellos días me dio por estudiar la mitología grecorromana, me sentí bastante orgullosa de tener algo que me gustaba (aunque los titanes no me acababan de gustar...).


Pikachu
A mi hermano no se le ocurrió otra cosa que regalarme que el dichoso Pokemon Pikachu amarillo. Yo, contenta con mi regalo y en plena adolescencia (y aficionada al manga y al anime), fui al instituto. Cuál fue mi sorpresa cuando mis compañeros empezaron a llamarme Pikachu. La verdad es que me lo tomé bastante bien y lo llevé al nivel de comprar peluches de esta mascota. ¡Nadie puede negar que Pikachu es uno de los pokemons más monos del mundo!

*añadido*


Enana
Había olvidado uno de los motes que más me han perseguido a lo largo de toda mi vida: enana. Tengo que destacar que siempre he sido una de las chicas más bajas de mi clase (incluso en la universidad). Mi 1.53 (el cual creo que llevo arrastrando desde ESO) me ha perjudicado en el sentido de que si estaba en la tercera o cuarta fila, mi atención en las clases se reducía a prácticamente nada. De esta forma, sucedían 2 cosas: o molestaba a mis compañeros o me dormía. Así que optaba por ponerme en primera fila e intentar prestar atención a las aburridas clases. Pero esto no significaba que me llamasen continuamente enana, cosa que no me molestaba porque siempre intentaba sacarle el máximo beneficio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por tu comentario! ^_^