Hoy por la tarde había quedado con un compañero de clase para visitar sus gatos. Por varios motivos no se encontraba a casa y me he vuelto muy triste a casa. Para compensarme, me ha invitado a cenar esta noche en su casa (¡que majo!). Por supuesto, he aceptado encantada, aunque un poco cortada...
¡Me encanta! ¡Me encanta! ¡Me encanta! El tener estos animales en mis brazos me ha demostrado cuanto echo de menos a mis gatos... Pero, volviendo al tema de los gatos de mi amigo:
Se trata de tres adorables gatitos que adoptaron de una clínica veterinaria, después de morir la madre. Anteriormente eran cuatro gatos, pero al adoptar a uno, se han quedado en tres gatos: un macho (el gato pelirrojo) y dos hembras (las gatas de rayas). Es curioso, pero todavía no tienen nombre porque les están buscando un hogar para cada uno (o para los tres). ¡Ojalá yo pudiese adoptarlos!
Durante mi visita he aprovechado para jugar primero con el macho y después con las dos hembras. Los tres son un amor, muy tranquilos y no son capaces de no hacer daño cuando muerden (todavía recuerdo con añoranza cuando jugaba con la gata de mi novio y me hacía unas horribles heridas en la mano). Me ha parecido adorable cuando se han dormido sobre mí. Mis gatos nunca han llegado a hacer eso (siempre han evitado a toda costa ser cogidos en brazos o ser puestos sobre las piernas).
Esto me ha hecho darme cuenta, como ya he dicho antes, de lo mucho que echo de menos a mis gatos. Me encantaría que mi compañera accediera a adoptar un gato, pero eso la obligaría a tener que estar cuidando del animal cuando yo me vaya (ya que mi estancia aquí es temporal). De todas maneras... me encantaría tener una mascota a la cual mimar. Eso haría que las cosas no fuesen tan tristes.
Durante mi visita he aprovechado para jugar primero con el macho y después con las dos hembras. Los tres son un amor, muy tranquilos y no son capaces de no hacer daño cuando muerden (todavía recuerdo con añoranza cuando jugaba con la gata de mi novio y me hacía unas horribles heridas en la mano). Me ha parecido adorable cuando se han dormido sobre mí. Mis gatos nunca han llegado a hacer eso (siempre han evitado a toda costa ser cogidos en brazos o ser puestos sobre las piernas).
Esto me ha hecho darme cuenta, como ya he dicho antes, de lo mucho que echo de menos a mis gatos. Me encantaría que mi compañera accediera a adoptar un gato, pero eso la obligaría a tener que estar cuidando del animal cuando yo me vaya (ya que mi estancia aquí es temporal). De todas maneras... me encantaría tener una mascota a la cual mimar. Eso haría que las cosas no fuesen tan tristes.
Pero bueno, cuando me independice las cosas serán diferentes y adoptaré mis animales (o a mis gatos Spiny y Merlín).
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