Como Merlín estaba enfermo, mis padres me propusieron hacer el viaje a Salamanca con Gabi. De esta forma quedaba anulado todo el viaje que haría por el norte de España, Madrid y Andalucía. Una lástima, pero si mi gato está enfermo no me importa anular mis planes.
En vez de salir el viernes 11, decidimos salir el sábado 12 para ahorrarnos una noche de hotel (la cual me cobraron por la cara. Muy bonito, si señor).
Nuestro primer destino fue Logroño, donde íbamos a parar a comer en la Calle Laurel. Este lugar es muy famoso por el tapeo y pinchos cerca del casco antiguo. Es un lugar muy animado con una gran variedad de restaurantes.
Durante los días siguientes, hice mi presentación del Trabajo de Fin de Máster y estuve visitando a varias personas. Fueron unos días muy intensos, ya que la presentación me tenía muy preocupada. Es sabido por todos que odio hablar delante de la gente, con lo cual estaba muy preocupada de hiperventilar por la ansiedad y quedarme en blanco.
Milagrosamente todo salió muy bien. Me alegró haber tenido la oportunidad de esta maravillosa ciudad, que me permitió conocer a tantas personas y me adoptó con los brazos abierto. Considero Salamanca mi segundo hogar y una de las ciudades más bonitas de España.
Y, por supuesto, no podía faltar mi foto en el Mandala con mi batido de frutas del bosque y chocolate negro. Es la mejor forma de honrar mi despedida de Salamanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario! ^_^