Coincidiendo con unos días festivos y al ver que nadie quería acompañarme en un viaje de 3 días, mi amiga Marife se ofreció a acompañarme en este viaje. Como el anterior viaje había tenido cosas desagradables, me aseguré de no cometer el mismo error comprando una maleta dura y nueva de color granate.
Nuestra llegada por la mañana a Bruselas vino acompañado de una gran nevada en la pista de aterrizaje. Esto sería un presagio del frío que nos tocaría vivir en la ciudad...
Una vez conseguimos comprar los billetes del autobús para ir a la ciudad, cogimos el metro para ir al hotel. Nuestra habitación y lavabo se encontraban delante del edificio donde estaba el restaurante. Me sorprendió porque eran muy grandes (tenía 3 camas...).
Después de instalarnos, nos dirigimos a visitar la ciudad. Nuestro primer destino fue el Palacio Real, palacio oficial de los reyes belgas, al sur del Parque Real.
A continuación nos fuimos a la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Este lugar, de estilo gótico construido en el 1226 y el 1500, es impresionante tanto por fuera como por dentro.
Una vez llegó la noche, nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, la plaza central de Bruselas, donde pudimos disfrutar de un espectáculo musical y lumínico increíble. Esta plaza está envuelta por el Ayuntamiento y la Casa del Rey, y es considerada una de las plazas mas hermosas del mundo (y es cierto).
Después de pasear un poco por la plaza, nos dirigimos a buscar el Manneken Pis (el niño que mea), lugar al que nos propusimos ir una vez llegásemos a Bruselas.
Y como queríamos ver la pareja de este adorable niño, nos fuimos a buscar Jeanneke Pis (la niña que mea), la cual no es tan famosa y cuesta encontrar.
Estábamos tan cansada y teníamos tanto frío que decidimos volver al hotel para un merecido descanso (había dormido la noche anterior unas 4 horas...).
Al día siguiente nos dirigimos hacia Brujas en tren, ciudad que deseaba visitar Marife. Esta ciudad se encuentra a 90 km de Bruselas.
Nos fuimos caminando desde la estación, donde conseguimos un mapa, hacia el centro. Nuestro primer lugar para visitar fue la Catedral de San Salvador, un edificio impresionante. Continuamos con nuestro paseo hasta llegar a uno de los canales de Brujas. Después nos dirigimos hacia la Iglesia de Nuestra Señora, la cual se encontraba en obras en ese momento.
Continuamos paseando hasta llegar a la Plaza Mayor, donde aprovechamos para comer en un restaurante muy elegante.
Después, nos fuimos al Museo de Chocolate, donde disfrutamos de la visita como unas crías. En él se podía ver la historia y objetos varios sobre como se realiza este manjar.
Antes de volver a la estación, aprovechamos para ir a una tienda especializada en chocolate, donde compramos algunas figuras de chocolate muy... curiosas.
Al día siguiente nos levantamos muy temprano para visitar los diferentes lugares que nos faltaban por ver de Bruselas.
El primer lugar al que fuimos fue al Automium, una enorme obra construida por André Waterkeyn. Mide 102 metros y está formado por 9 esferas de 18 metros de diámetro, comunicados por tubos con escaleras mecánicas.
A continuación, nos fuimos al Palacio de Justicia y regresamos al hotel. Nuestro hotel se encontraba al lado de la Basílica del Sagrado Corazón, el cual aprovechamos para visitar y hacernos fotos antes de buscar las maletas.
Volvimos a visitar los lugares que habíamos visitado hacía dos días y que no habíamos podido ver bien porque era de noche. Es por ello que fuimos a ver Plaza Mayor y el Manneken Pis.
Una vez visitado todo, volvimos hacia el aeropuerto con tiempo de sobra y con la satisfacción de haber hecho todo lo que queríamos. Pudimos coger el avión sin problemas y tuvimos un vuelo muy tranquilo. La verdad es que el viaje fue muy bien.
A continuación nos fuimos a la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Este lugar, de estilo gótico construido en el 1226 y el 1500, es impresionante tanto por fuera como por dentro.
Después de pasear un poco por la plaza, nos dirigimos a buscar el Manneken Pis (el niño que mea), lugar al que nos propusimos ir una vez llegásemos a Bruselas.
Y como queríamos ver la pareja de este adorable niño, nos fuimos a buscar Jeanneke Pis (la niña que mea), la cual no es tan famosa y cuesta encontrar.
Estábamos tan cansada y teníamos tanto frío que decidimos volver al hotel para un merecido descanso (había dormido la noche anterior unas 4 horas...).
Nos fuimos caminando desde la estación, donde conseguimos un mapa, hacia el centro. Nuestro primer lugar para visitar fue la Catedral de San Salvador, un edificio impresionante. Continuamos con nuestro paseo hasta llegar a uno de los canales de Brujas. Después nos dirigimos hacia la Iglesia de Nuestra Señora, la cual se encontraba en obras en ese momento.
Después, nos fuimos al Museo de Chocolate, donde disfrutamos de la visita como unas crías. En él se podía ver la historia y objetos varios sobre como se realiza este manjar.
Antes de volver a la estación, aprovechamos para ir a una tienda especializada en chocolate, donde compramos algunas figuras de chocolate muy... curiosas.
El primer lugar al que fuimos fue al Automium, una enorme obra construida por André Waterkeyn. Mide 102 metros y está formado por 9 esferas de 18 metros de diámetro, comunicados por tubos con escaleras mecánicas.
Volvimos a visitar los lugares que habíamos visitado hacía dos días y que no habíamos podido ver bien porque era de noche. Es por ello que fuimos a ver Plaza Mayor y el Manneken Pis.
Una vez visitado todo, volvimos hacia el aeropuerto con tiempo de sobra y con la satisfacción de haber hecho todo lo que queríamos. Pudimos coger el avión sin problemas y tuvimos un vuelo muy tranquilo. La verdad es que el viaje fue muy bien.
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